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FASES DEL METABOLISMO





El metabolismo consta de dos fases:

1.    Fase de absorción

2.    Fase de ayuno

Fase de absorción

La fase de absorción ocurre cuando hay alimentos en el tubo digestivo.

Supongamos que se ingiere una comida equilibrada en proteínas, carbohidratos y grasas. Los carbohidratos se descomponen en glucosa y las proteínas en aminoácidos. Las grasas, básicamente, permanecen como tales:

1.    Cuando empiezan a absorber los nutrientes, aumenta el nivel de glucosa plasmática. Las células del cerebro detectan este aumento, lo que provoca una disminución de la actividad del sistema nervioso simpático y un aumento de la del parasimpático. Dichos cambios le indican al páncreas que deje de segregar glucagón y empiece a segregar insulina. La insulina permite que todas las células del organismo se sirvan de glucosa como combustible. El excedente de glucosa se convierte en glucógeno, el cual repone las reservas de carbohidratos a corto plazo.

2.    Una pequeña porción de aminoácidos procedentes del tubo digestivo se utiliza como materia prima para construir proteínas y péptidos; el resto se convierte en grasas y se almacena en el tejido adiposo.

3.    Las grasas no se utilizan en este momento, sólo se almacenan en el tejido adiposo.

En resumen, durante la fase de absorción, se reciben glucosa, aminoácidos y grasas de los intestinos. El nivel de insulina en sangre es alto, lo que permite que todas las células metabolicen glucosa. Por otra parte, el hígado y los músculos convierten la glucosa en glucagón, lo cual repone el depósito de reservas a corto plazo. El excedente de carbohidratos y aminoácidos se convierte en grasas, y estas se almacenan en depósito de reservas a largo plazo del tejido adiposo.

Fase de ayuno

Durante esta fase del metabolismo no hay nutrientes en el aparato digestivo. Durante esta fase, la glucosa, los aminoácidos y los ácidos grasos se obtienen del glucógeno, las proteínas y el tejido adiposo.

Un descenso en el nivel de glucosa en sangre hace que el páncreas deje de segregar insulina, comience a segregar glucagón que estimula la conversión del glucógeno en glucosa.

La carencia de insulina significa que las células del organismo ya no pueden usar la glucosa en sangre y se reserve para el cerebro ya que para que las células del organismo puedan utilizar la glucosa necesitan de insulina para los transportadores de glucosa que sólo tienen receptores de insulina.

La presencia de glucagón y la ausencia de insulina advierten al hígado para que empiece a utilizar las reservas a corto plazo de carbohidratos (que empiece a convertir su glucógeno en glucosa). Esta presencia de glucagón y ausencia de insulina, junto con el aumento de actividad del sistema simpático, advierten asimismo a los adipocitos para que comiencen a servirse de reservas a largo plazo de las grasas (que empiecen a descomponer los triglicéridos en ácidos grasos y glicerol). La mayor parte de las células del cuerpo se alimenta de ácidos grasos y, a su vez, el glicerol, que es convertido en glucosa por el hígado, será utilizado por el cerebro. Si el ayuno se prolonga, las proteínas (especialmente las que están en los músculos) se descompondrán en aminoácidos, los cuales pueden ser metabolizados por todas las células del cuerpo, excepto por las del SNC

En resumen, durante la fase de ayuno, la actividad del sistema nervioso parasimpático decae, al tiempo que se fortalece la del sistema nervioso simpático. Como respuesta, disminuye el nivel de insulina y aumentan el de glucagón y el de catecolaminas suprarrenales. Estos fenómenos hacen que el glucógeno del hígado se convierta en glucosa y que los triglicéridos se descompongan en glicerol y ácidos grasos. Al no haber insulina, solo el sistema nervioso central puede servirse de la glucosa disponible en la sangre; el resto del organismo se nutre de los ácidos grasos. El hígado convierte el glicerol en glucosa y esta es metabolizada por el cerebro. Si el ayuno se prolonga, las proteínas (especialmente las que están en los músculos) se descompondrán en aminoácidos, los cuales pueden ser metabolizados por todas las células del cuerpo, excepto por las del SNC.

Referencia bibliográfica                                                                                                             

Carlson, N. R. (2010). Fundamentos de fisiología de la conducta. Madrid: Pearson.

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María Jesús Suárez Duque

Psicóloga y Educadora Social

  


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